Las várices son venas dilatadas y retorcidas que suelen aparecer en las piernas. Más allá de la preocupación estética, pueden causar síntomas molestos como dolor, pesadez, hinchazón y calambres, afectando significativamente la calidad de vida. En este artículo, te explicamos qué causa el dolor por várices y cómo puedes encontrar alivio.
¿Por qué duelen las várices?
El dolor asociado a las várices se debe principalmente a la insuficiencia venosa crónica. Esto ocurre cuando las válvulas dentro de las venas, que normalmente ayudan a que la sangre fluya hacia el corazón, se debilitan o se dañan. Como resultado, la sangre se acumula en las venas de las piernas, aumentando la presión y provocando la dilatación de las mismas. Esta acumulación de sangre y la presión ejercida sobre las paredes de las venas son las responsables del dolor y otros síntomas.
Factores que pueden contribuir al desarrollo y empeoramiento de las várices incluyen:
* Genética: Si tus padres o abuelos tuvieron várices, es más probable que tú también las desarrolles.
* Edad: El riesgo aumenta con la edad, ya que las venas y sus válvulas tienden a debilitarse con el tiempo.
* Sexo: Las mujeres son más propensas a desarrollar várices, a menudo debido a los cambios hormonales durante el embarazo, la menstruación o la menopausia.
* Embarazo: El aumento del volumen sanguíneo y la presión del útero sobre las venas pélvicas pueden contribuir a su aparición.
* Obesidad: El exceso de peso ejerce una presión adicional sobre las venas de las piernas.
* Permanecer de pie o sentado por períodos prolongados: La falta de movimiento dificulta el retorno venoso y aumenta la presión en las venas.
¿Cómo se siente el dolor por várices?
El dolor puede variar de una persona a otra, pero comúnmente se describe como:
* Pesadez y cansancio en las piernas, especialmente al final del día o después de estar mucho tiempo de pie.
* Dolor pulsátil o punzante, a menudo localizado sobre las venas varicosas.
* Calambres musculares, especialmente durante la noche.
* Picazón en la piel sobre las venas afectadas.
* Sensación de ardor.
* Hinchazón (edema) en los tobillos y los pies.
Estos síntomas suelen empeorar con el calor, la inactividad y al final del día.
Alivio del dolor: Estrategias y tratamientos
Existen varias medidas que puedes tomar para aliviar el dolor y mejorar los síntomas de las várices.
1. Medidas de autocuidado y cambios en el estilo de vida
* Eleva las piernas: Elevar las piernas por encima del nivel del corazón varias veces al día por 15-20 minutos puede reducir la hinchazón y mejorar el flujo sanguíneo.
* Medias de compresión: Son una herramienta fundamental. Ejercen presión graduada sobre las piernas, ayudando a las venas a empujar la sangre de vuelta al corazón. Consulta con un médico para elegir el tipo y la compresión adecuada.
* Ejercicio regular: Actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta mejoran la circulación sanguínea en las piernas.
* Evita períodos prolongados de pie o sentado: Si tu trabajo lo requiere, toma descansos cortos para moverte y estirar las piernas.
* Mantén un peso saludable: Reducir el exceso de peso disminuye la presión sobre las venas.
* Dieta equilibrada: Una dieta rica en fibra puede prevenir el estreñimiento, que puede aumentar la presión abdominal y dificultar el retorno venoso.
* Evita la ropa ajustada: La ropa muy ajustada en la cintura, las piernas o la ingle puede restringir el flujo sanguíneo.
* Evita el calor excesivo: Los baños muy calientes, las saunas o la exposición prolongada al sol pueden dilatar las venas y empeorar los síntomas.
2. Opciones médicas y tratamientos
Si las medidas de autocuidado no son suficientes, o si tus síntomas son severos, existen tratamientos médicos que pueden ofrecer un alivio significativo. Un médico especialista en flebología o angiología podrá evaluar tu caso y recomendar la mejor opción.
* Escleroterapia: Se inyecta una solución en la vena varicosa que la irrita y la cierra, haciéndola desaparecer con el tiempo.
* Tratamientos con láser o radiofrecuencia: Se utiliza calor para sellar y cerrar las venas varicosas.
* Microflebectomía: Extracción de pequeñas várices a través de incisiones mínimas.
* Ligadura y extirpación de venas (Stripping): En casos más severos, se puede extirpar quirúrgicamente la vena afectada.
El dolor de piernas por várices no tiene por qué ser una constante en tu vida. Con el autocuidado adecuado y, si es necesario, la intervención médica, puedes aliviar los síntomas y mejorar tu bienestar general. Recuerda que la prevención y la consulta temprana con un especialista son claves para manejar esta condición de manera efectiva.
Dr. Astor Montti